Escrito por Cristian Gómez Valderrama – Armónico Agencia Consultora.*
El emprendimiento es un proceso que permite fortalecer diferentes competencias como la comunicación, la planificación, la resolución de problemas, la creatividad y la innovación. Además, potencia capacidades como la confianza, la autoestima, el liderazgo, la persistencia y la disciplina.
Fomentar una cultura de emprendimiento y educar sobre cómo cultivarla brindará herramientas a niñas, niños y jóvenes que podrán aplicar a lo largo de sus vidas y que aportarán a su desarrollo integral.
Al crear una cultura emprendedora en las instituciones educativas, los y las estudiantes tendrán la oportunidad de proponer empresas que generen soluciones innovadoras y esto a su vez fomentará una actitud positiva frente al crecimiento personal y colectivo. Por otra parte, al convertirse en emprendedores aprenderán a tomar riesgos, adaptarse al cambio y convertir ideas en acciones.
Otras ventajas de formar emprendedores son:
- En lugar de abrumarse con los problemas, los y las estudiantes actúan para encontrar soluciones sostenibles y creativas.
- Los y las estudiantes pueden aprender sobre el valor del trabajo colaborativo.
- Pueden aprender a enfrentar retos.
- Las niñas, niños y jóvenes aprenderán a ser empáticos, pues deberán comprender las necesidades de otros y crear soluciones.
Hay que tener presente que cualquier persona puede ser emprendedor, solo es necesario que las y los docentes confíen en las capacidades, ideas y habilidades de liderazgo de sus estudiantes. Así mismo, este proceso se fortalecerá si se generan alianzas con otros docentes para brindar conocimientos multidisciplinarios que permitan a las niñas, niños y jóvenes acercarse a las diferentes disciplinas empresariales como las Finanzas, la Economía, la Contabilidad, el Marketing, la Comunicación y la tecnología.
Recuerda que no hay que transformar todo el currículo en las instituciones educativas, pues poco a poco se pueden integrar principios de emprendimiento de una forma eficiente en las clases. Algunas prácticas para hacerlo son:
1. Incentivar la creatividad: las y los docentes pueden desarrollar secuencias didácticas teniendo en cuenta el Aprendizaje Basado en Proyectos para motivar a sus estudiantes a generar soluciones innovadoras. Esto fortalecerá su pensamiento crítico y creativo.
2. Fortalecer el desarrollo personal: docentes y directivos pueden trabajar en equipo para generar estrategias que potencien la inteligencia emocional y el autoconocimiento en las y los estudiantes.
3. Promover el liderazgo: algunas estrategias para abordar el liderazgo son la gamificación, el aprendizaje basado en retos y el trabajo en equipo. Además, con estas estrategias las y los docentes ayudarán a sus estudiantes a comprender el valor de la cooperación, el diálogo y la negociación.
4. Fomentar la adaptación al cambio: las y los docentes pueden integrar en las clases actividades que promuevan la empatía, la flexibilidad y la adaptación al cambio como formas de proporcionar a sus estudiantes habilidades transversales.
Al momento de crear una cultura de emprendimiento en las instituciones educativas, es importante enseñarle a las y los estudiantes que un gran emprendedor es el que piensa en los demás en lugar de en ellos mismos: la empatía es clave para el éxito.
Fuentes de información:
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