Autora: Carolina López.
Armónico Agencia Consultora.
El Método Montessori es un modelo educativo que ayuda a fomentar la independencia, la libertad con límites y el respeto por el crecimiento físico y social de los niños y niñas. Además, enfatiza la necesidad de favorecer el desarrollo natural de sus aptitudes a través de la autodirección, el descubrimiento, la colaboración, el juego, la comunicación y la imaginación.
Este modelo está centrado en la transformación del colegio en un lugar donde la inteligencia y las habilidades de los menores se potencian a través de un trabajo libre con material especializado, y la colaboración del docente que debe diseñar el ambiente y observar a sus estudiantes para estimularlos a que aprendan de manera autónoma e independiente.
Como afirma la creadora de este método, María Montessori, “todo educador debe ‘seguir al niño’, reconociendo las necesidades evolutivas y características de cada edad, y construyendo un ambiente favorable, tanto físico como espiritual, para dar respuesta a esas necesidades. El desarrollo del niño surge de la necesidad de adaptarse a su entorno: el niño necesita darle sentido al mundo que lo rodea y se construye a sí mismo en relación a ese mundo”.
Existen algunos principios educativos que se deben tener en cuenta para aplicar este método en el aula:
- Aprendizaje por descubrimiento: los estudiantes aprenden mejor mediante el contacto directo, la práctica y el descubrimiento.
- Preparación del entorno educativo: se procura que el entorno sea estéticamente atractivo y este adaptado a las necesidades de los alumnos en función de su edad.
- Uso de materiales específicos: se deben incluir determinados materiales que hacen parte del método Montessori y elementos naturales.
- Elección personal del alumno: se da libertad para escoger cualquier material, juego o contenido educativo que haya disponible en el aula y promueva la participación activa y el autoaprendizaje.
- Aulas para grupos de edad: se recomienda que las aulas contengan un número elevado de alumnos de diferentes edades según las especificidades del desarrollo.
- Aprendizaje y juego colaborativos: permite la tutorización, el desarrollo sociocultural y el trabajo en equipo.
- Clases sin interrupciones: favorece el logro de un estado de concentración que potencia el aprendizaje.
- Profesor como guía y supervisor: sus roles se relacionan con la preparación del entorno académico, la observación de los estudiantes para promover el aprendizaje individualizado y el aporte de información.
Este modelo, además plantea diferentes periodos de desarrollo que comienzan desde el nacimiento hasta la adultez:
- Desde el nacimiento hasta los 6 años: se caracterizan por la mente absorbente de los aspectos positivos o negativos, del ambiente que los rodea, el lenguaje y la cultura.
- Desde los 6 años hasta los 12: en este plano los niños y niñas poseen una mente razonadora para explorar el mundo con su imaginación.
- Desde los 12 años hasta los 18: el adolescente tiene una mente humanística que busca entender la humanidad y las necesidades de la sociedad.
- Desde los 18 años hasta los 24: el adulto explora el mundo con una mente de especialista que busca apropiarse de su propio lugar y su mundo.
El método Montessori reconoce la actividad propia de los estudiantes y mejora su potencial en un ambiente estructurado para que tengan libertad para aprender, reflexionar y desarrollarse por sí mismos. “Gracias a este método podemos conseguir niños autónomos, ordenados, independientes, empáticos, amables, solidarios, felices, con pensamiento crítico, tendrán confianza en sí mismos, crecerán en libertad, amando lo que hacen y se convertirán en adultos felices, ya que todo lo que hagan será para y por ellos”. Explica Almudena Palacios, máster en Innovación e Investigación en Educación.
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