Autora: Carolina López.*
Armónico Agencia Consultora.
Los niños y niñas necesitan sentirse aceptados y respetados, por lo cual es fundamental enseñarles a tener un contacto sano con sus emociones para que empiecen a definir su identidad, sus pensamientos, los rasgos básicos de la personalidad, construir las bases para la felicidad y crecer en armonía.
El manejo de las emociones no solo es fundamental en el crecimiento personal y social de los menores, también es la herramienta principal para formar personas felices. De acuerdo con la Dra. Laura Markham, psicóloga clínica PhD de Columbia University, “la felicidad no es el resultado de la suerte y las circunstancias externas sino el producto de nuestros propios hábitos mentales, emocionales y físicos”.
La educación de la felicidad es un reto alcanzable que debería guiar y ser el fundamento de la vida, por eso indispensable que los docentes asuman también la misión de ayudar a desarrollar la personalidad de sus estudiantes. James Baraz y Michele Lilyanna, autores del libro Awakening Joy for Kids, explican que “la alegría se puede cultivar y los docentes pueden enseñar a sus estudiantes a hacerlo. Se debe primero aprender a ser feliz uno mismo y conocer qué practicas producen felicidad verdadera a los estudiantes y no solo momentos placenteros”.
Estas son algunas estrategias que los docentes pueden implementar para fomentar en los niños y niñas confianza para enfrentarse a diferentes adversidades y ver los obstáculos como parte del camino a los logros propuestos:
- Aprender de lo negativo: enséñales a vivir las emociones positivas y negativas para un buen aprendizaje y crecimiento personal. Sentir miedo o angustia es igual de importante que sentir felicidad y amor.
- Hacer sentirlos valiosos: haz que los estudiantes se sientan importantes, escuchados y comprendidos.
- Los errores son importantes: permite que tus estudiantes se equivoquen y aprendan a ser más autónomos emocionalmente.
- Fomentar la compasión: enséñales a entender y ayudar a los demás para que fortalezcan sus relaciones.
- Enseñar hábitos constructivos: explícales cómo cultivar el optimismo, celebrar la vida y practicar la gratitud.
- Educar para que creen su propia felicidad: háblales sobre la importancia de hacer ejercicio, tener una alimentación saludable y meditar.
- Moverse y sacar la energía: motívalos para que realicen actividades físicas que disfruten y construyan un sentido de autoconfianza.
- Redefinir para que sean mejores: evita usar lenguaje limitante, negativo y decirles qué hacer ante situaciones complicadas para que ellos aprendan a buscar soluciones por sí mismos.
Las habilidades y las actitudes son la base para consolidar una personalidad fuerte, flexible y resiliente. El aprendizaje es un proceso de adecuación al medio, los niños y niñas deben tener tres condiciones básicas para ser felices y educados emocionalmente: ser capaces de estar en contacto con sus sentimientos, sentirse seguros de sí mismos y poder ver el lado positivo de las cosas que le suceden.
¡El gran reto para el sector educativo es formar niños y niñas felices que aporten a la construcción de un mejor futuro para nuestro país!
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