Conversaciones de maestros: ¿Cómo potenciamos la interculturalidad en el aula?

Escrito por Viviana Bernal – Consultora Corpoeducación * 

Pensar en un ambiente educativo que integre la interculturalidad nos lleva, sin duda, a reflexionar sobre la importancia de promover escenarios que fomenten la convivencia respetuosa como un factor indispensable para construir una sociedad más equitativa e inclusiva. Esto implica que, desde nuestro rol docente, incorporemos estrategias y dinámicas pedagógicas que valoren la diversidad y favorezcan el desarrollo, el aprendizaje y la participación de todos los miembros de la comunidad educativa.

En ese contexto, los maestros nos vemos llamados a reflexionar y actuar en torno a principios fundamentales como la equidad, el respeto, la identificación y la aceptación de las diferencias. Esto representa un reto significativo, especialmente cuando surgen tensiones —casi de forma natural— entre nuestras apuestas pedagógicas y las diversas concepciones del mundo que circulan en la sociedad.

Desde la mirada de la Unesco, la educación intercultural busca alcanzar los siguientes objetivos fundamentales:

  1. Aprender a conocer, integrando una cultura general amplia con conocimientos más profundos en áreas específicas.
  2. Aprender a hacer, desarrollando las competencias necesarias para que cada persona pueda encontrar si lugar en la sociedad y aportar significativamente a ella.
  3. Aprender a vivir juntos, comprendiendo a los demás, reconociendo la interdependencia y valorando el pluralismo, la comprensión y la paz.
  4. Aprender a ser, con el propósito de actuar con creciente autonomía, juicio crítico y sentido de responsabilidad.

En este sentido, desde nuestra labor docente, se vuelve fundamental crear escenarios donde los estudiantes, independientemente de aquello que los hace únicos y valiosos desde la diferencia, puedan relacionarse de manera efectiva, empática y respetuosa con sus pares, sin importar la cultura de la que provengan. Esto nos invita a promover, desde las primeras etapas de formación, valores como la colaboración, la participación activa y el aprendizaje cooperativo, todo ello sustentado en propuestas pedagógicas que nazcan desde la diversidad, la equidad y la inclusión.

Como maestros, podemos promover la interculturalidad en el aula a través de estrategias intencionadas que partan del reconocimiento de la procedencia de nuestros estudiantes, valorando su identidad, su cultura y los aportes que estas han hecho a la historia y a la conformación de la sociedad actual. Esto implica eliminar barreras que puedan generar jerarquías culturales, y fomentar la interacción con diversas lenguas, costumbres y cosmovisiones, lo cual enriquece profundamente el currículo. De este modo, es posible construir un ambiente educativo basado en el respeto y la sana convivencia.

En conclusión, podemos afirmar, que los maestros tenemos en nuestras manos un poder transformador. La sociedad necesita con urgencia una mirada intercultural que contribuya a sanar heridas históricas, cerrar brechas de inequidad y construir relaciones basadas en el reconocimiento mutuo, la inclusión y la diversidad.

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